martes, 9 de febrero de 2010







“Sus elásticas y firmes manos, su boca entre abierta y esa gota de sudor que recorría su frente, sus ojos, y sus mejillas, para perderse en su cuello, fueron rasgos que no me dejaron dudas. Era él: John Frusciante rodeando mi cintura, besando mi nuca y mirándome a los ojos por detrás de mi espalda. A veces me empujaba levemente con la pierna derecha, y otras me depositaba en el suelo. Pero siempre con una mano acariciaba mi muñeca, mi brazo o mi axila, y con la otra le gustaba hacerme cosquillas en el estomago. Cosquillas que me hacían reír. Mientras él cerraba los ojos, yo note que no estábamos solos. Había otras chicas, y otros chicos ahí. Sin embargo, solo nosotras reíamos, y reíamos bien. Las cosquillas pronto se volvieron caricias. Caricias cada vez más intensas, que transformaron las risas en gemidos, en llantos y en gritos de placer. Cada uno de mis sonidos se acoplaba a los otros. Sonábamos muy bien. La situación era bastante estimulante para dejarla pasar.”


Fender 
Stratocaster 1962

No hay comentarios: