miércoles, 8 de septiembre de 2010

El amor es algo que alguna vez en la vida nos toca, como sea pero nos toca. De el no podes escapar, aunque lo intentes y pongas el corazón bien duro para no lastimarte. Eso, es lo que me paso a mi. Hace meses que no quiero sentir nada, que no quiero llorar, que miro de costado como otros se enamoran y son felices, o no. Pero en definitiva, viven. Sin embargo, hoy les puedo decir que me siento viva de nuevo. Hoy, me dan ganas de llorar porque extraño. Porque siento que puedo soñar de nuevo con Él. Porque me lo merezco, porque mejor aún el se merece ser amado. 
Aun así...Todo sería genial, todo sería maravilloso sino existiera la inseguridad, esa que nos dice "Mira que todo no es color de rosas." o "¡Deja de volar tanto! Que cuando caigas te va a doler más." Esa, que arruina todos los finales románticos. Esa misma que se escondió en mis sueños y no deja de flotar en mi cabeza. Y que pide a gritos que la argumente tal cual se presento hoy.
La muy turra me mostró que caminábamos juntos, siendo nosotros mismos en un lugar hermoso y muy real. Me contó que Yo lo amaba y Él también pero por alguna razón no podíamos estar juntos. Algo nos lo impedía, cual telenovela centroamericana. Para más maldad, me relato los diálogos y me dijo que los transcribiera acá o en otro lado. Pero que sea fiel a la verdad que ella me quería transmitir. Y yo, que soy un alma en pena que sucumbe reiteradas veces a sus pedidos, no puedo más que hacerle caso una vez más.
Y así fue como Él me dijo, en sueños, que lo nuestro no podía ser. Para luego, Yo, enojada y triste, correr lejos con rumbo desconocido. Y ser alcanzada por Él que me decía: "Carla, no estés triste, te dejo el mundo pero sin mi". A lo cual Yo, levantando mi cabeza pesada por el llanto, le respondía: ¡No lo quiero! ¡No lo quiero si no estas vos!
Ahora bien, después de escribirlo ¿Qué tengo que hacer con todo esto? ¿Tengo que seguir llorando? Sabes inseguridad, esta vez no te voy a hacer caso, esta vez no. ¿Y sabes por qué? Porque cuando estaba escribiendo esto entre rollos de papel y lágrimas. Él se tomo el tiempo para escribirme y hacer latir mi corazón bien fuerte y eso no lo vas a superar jamás. Cuando el corazón late, ya no hay tiempo para lagrimas. 

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