domingo, 16 de mayo de 2010

Encontré este borrador en mi blog, lo trasmito igual que lo encontré, sin terminar. Porque mi historia aun no termina, aun se sigue contando y eso es lo bueno de seguir viva. 
Ya volveré a escribir, por ahora me siento conforme con mi papel de lectora crítica.


"Ésta es un época de balances. Hace poco cumplí 25 años y aunque cueste creerlo desde los 10 que deseo tener esta edad. No sé porque, en realidad creo que sabía que la etapa desde los 10 a los 25 iba a hacer una mierda atravesarla y con visión de futuro presentía que tenía que pasarla rápido. 
En fin la adolescencia es un tramo complicado para cualquiera y para mi también lo fue. Pasar de ser esa nena simpática que divertía con sus ocurrencias a los mayores, a una adolescente de apariencia respetable pero de auto-estima hiper-baja que hacía que se  valore por debajo de todo canon estilístico, llegando, por ahora, a ser a una seudo-adulta dispuesta al adulterio y sin el menor reparo a la sumisión de reglas establecidas por el "quédiranísmo", fue difícil. Y si sazonamos ese pasaje con unos toques de catolicismo escolar, más ilusiones románticas/hormonales todo podría ser peor. Y sin embargo estoy aquí "vivita y culeando".
Y es que el paso de una etapa a otra te obliga a perder para ganar. A sufrir para aprender. Desear para olvidar, o tratar de hacerlo. Y así fue que en esta etapa, la última de mi adolescencia me ilusioné, y mucho con una persona. 
Se llama Camilo, pero pronto le diría CdC con mis amigas, en una especie de código interno para referirnos al máximo exponente de mi amor juvenil más adulto. Y aquí vendría su descripción, pero pese a mi intento todavía aun hoy no puedo hacerlo. Más allá de mi poco capacidad descriptiva esto se potencia en la poco objetividad de la mis, teniendo en cuenta que estamos hablando de ÉL. Más allá de esa dificultad técnica yo creo que lo me enamoro de él fue su forma de ser, porque sinceramente no me suelen llamar la atención los chicos lindos. Y más que nada eso ..."

No hay comentarios: